viernes, 10 de junio de 2011

REFLEXIONES SOBRE MIDNIGHT IN PARIS DE WOODY ALLEN


Ví hoy el nuevo filme del maestro Woody Allen, Midnight In Paris, la famosa película en la que participó Carla Bruni, y que por eso ha generado una publicidad exuberante. Quien diga que Matchpoint es la mejor obra reciente de Allen, tendrá que esperar para preparar su defensa, pues este trabajo nuevo es el merecedor de dicho título.

La película nos lleva a una gran pregunta: ¿en qué época hubíeramos deseado vivir? El personaje interpretado por Owen Wilson desea haber vivido en la París de los años veinte, junto con Cole Porter, Ernest Hemingway, Salvador Dalí, Luis Buñuel, Gertrude Stein y Pablo Picasso. El personaje de Marion Cotillard quiere hacer lo mísmo pero en la París de la 'belle epoque' , con Toulouse Lautrec y Degas. Y eso me lleva a preguntarme, ¿en qué epoca y en dónde hubiera querido vivir?

Definitivamente sé que entre 1970 y 1980 pasaron cosas que me interesan. Me perdería la visita de Juan Pablo II en Bogotá, el Proceso 8000, la Operación Jaque, y un montón de cosas que no me mueven el piso en lo absoluto. Sería feliz estrenando discos como My Spanish Heart de Chick Corea, Off The Wall de Michael Jackson, Songs In The Key Of Life de Stevie Wonder, Rhapsody In White de Barry White y su Love Unlimited Orchestra y muchos otros que alegran mi corazón como nada en el mundo. Asistiría feliz a los teatros de cine para ver El Padrino de Coppola, All That Jazz de Fosse, Annie Hall y Manhattan de Allen, 10 de Edwards, California Suite de Ross. Pensándolo bien, el lugar para vivir esta época es uno solo: Nueva York. Aquí quedaba el Studio 54 (estoy seguro que allí la habría pasado muy bien, bailando al ritmo de los Bee Gees, la SalSoul Orchestra y Van McCoy). Sonaré lobo pero en tiendas de ropa vieja, me gusta comprar camisas de poliéster. John Travolta estaría orgulloso de mí. Y seguramente, si fuera al colegio, me gritarían "lobo" mis compañeros, ¡qué carajos...me la habría gozado! Habría podido ver en concierto a Frank Sinatra, a Aldemaro Romero con su Onda Nueva original, a la Fania All-Stars con gente como Héctor Lavoe y Celia Cruz, a John Lennon, a Marvin Gaye, a Bob Marley, a Elvis Presley, a Corea con la Return To Forever original, en fin, a mucha gente que dejó arte de sobra y que no tenían la tecnología para crear su obra, que en creatividad y originalidad siempre superará a quienes ahora cuentan con esa ventaja solamente para ser cada vez más mediocres, es decir, a casi todos. No vivimos en una buena época para las artes y los setenta demuestran todo lo contrario. Por eso me pregunto lo siguiente: ¿qué tipo de lección podría darme la vida a punta de reggaetón y comercialidad? Aquellos que dicen que antes todo era mejor tienen razón de sobra. Ellos mísmos han visto cómo hemos tomado sus mejores obras y sin pena las hemos reducido a nada. Me llenan de verguenza varios de los que hoy logran impresionar a los críticos. Con los años el arte perdió la humildad y así es imposible llegar a tener algo de valor. Si quieren impresionarme, deben saber todo esto porque exijo calidad en el arte. Si la calidad no está, me perdonarán cuando les digo que para mí, su obra maestra no es una obra de arte. Prefiero algo hecho en quince minutos con cuidado y delicadeza, así que si se echaron un año creando lo suyo, ni se les ocurra mencionarlo como argumento.

Ya saben qué hacer. Ahora, a crear. Si ven que les ha salido algo de calidad, y solamente si ven que es así, llámenme.


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